COMISIÓN PERMANENTE DE HOMENAJE A FACUNDO QUIROGA: SIMBOLISMO Y MÍSTICA EN FACUNDO QUIROGA

jueves, 3 de septiembre de 2015

SIMBOLISMO Y MÍSTICA EN FACUNDO QUIROGA

Jueves 10/9 19,00 hs.

El jueves 10 de septiembre, a las 19.00, en la Sala Los Caudillos del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas (Montevideo 641, C.A.B.A.), se efectuará la conferencia “Simbolismo y mística en Juan Facundo Quiroga” por el Lic. Nicolás Carrizo. El disertante será presentado por el Dr. Alberto Gelly Cantilo. Se invita a todos los miembros y simpatizantes de la Comisión Permanente de Homenaje a Juan Facundo Quiroga a participar de este evento.

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¿Quién fue Juan Facundo Quiroga?

Juan Facundo Quiroga nació en San Antonio, departamento de los Llanos de La Rioja el 27 de noviembre de 1789, y era hijo del Capitán José Prudencio Quiroga y de Rosa Argañaráz. En 1812 se incorporó al Regimiento del Comandante Manuel Corvalán, quien reclutaba en Mendoza soldados para enviar a Buenos Aires. Así el jóven Quiroga estuvo breve tiempo en el Regimiento de Granaderos que instruía el entonces Coronel José de San Martín en el Retiro, hasta que fue dado de baja por pedido de su padre a Corvalán. Desde los Llanos, Facundo brindó ayuda a los Ejercitos Patriotas, secundando a su padre en la movilización de milicianos, persecución de desertores y en el envío de ganado caballar y mular y pertrechos de guerra. A veces, él en persona conducía esos elementos al Ejército del Norte, que comandaba el General Manuel Belgrano, o a Cuyo, donde San Martín organizaba el de Los Andes. Un día de febrero de 1819, estando de paso por San Luis en Comisión Militar y pernoctando en el mismo cuartel que servía de cárcel a los prisioneros realistas, entre ellos, el Brigadier Ordóñez y los Coroneles Primo de Rivera y Morgado, se produjo la sublevación de éstos y la toma del cuartel. Facundo, que andaba por la Ciudad, al conocer el motín corrió al Cuartel y, valiéndose de un cuerno, ayudó a los patriotas a contener la rebelión. Esta acción de coraje le valió una medalla de premio, que dispuso el Director Juan Martín de Pueyrredon. El prestigio militar y político de Facundo se consolidó en 1820, a raíz de la sublevación en San Juan de Batallon I° de Cazadores de los Andes. Los rebeldes entraron en La Rioja, derrotando al Gobernador Ortíz de Ocampo, y ocuparon la Ciudad. Quiroga, desde los Llanos, organizó en San Antonio la reconquista de aquélla. Venció al sublevado Francisco del Corro y le impuso condiciones. Depuso a Ortíz de Ocampo, ya sin autoridad, y colocó en su lugar al Coronel Nicolás Dávila -abuelo de Joaquín V. González-. Corresponde señalar que la sublevación del Comandante del Corro era de tendencia anti-sanmartiniana. En 1826, Facundo tuvo que enfrentar una nueva tentativa anárquica, en momentos en que el país iniciaba la guerra con el Brasil. Fue cuando el General Gregorio Aráoz de Lamadrid, impulsado por Bernardino Rivadavia, se apoderó de Tucumán en vez de remontar fuerzas para aquella guerra. Facundo, nombrado Jefe de los Ejércitos de La Rioja, Córdoba y Santiago del Estero, derrotó a Lamadrid en El Tala -27 de octubre de 1826- y en El Rincón de Valladares -6 de julio de 1827-. Quiroga se convirtió en la cabeza militar del movimiento federal contra los unitarios en el Interior del país. En 1829, acudió en auxilio del Gobernador Juan Bautista Bustos, de Córdoba, enfrentado con el Jefe de la Liga Unitaria, General José María Paz. Pero en La Tablada -junio de 1829-, batalla que duró dos días, fue superado por la táctica superior del "manco" Paz. En febrero de 1830, volvió a ser vencido en la sorpresa de Oncativo, donde practicamente Facundo no alcanzó a combatir. Estando en Buenos Aires, tuvo que refutar, en agosto de 1830 los cargos de crueldad, arbitrariedad y codicia que le formularon sus paisanos Gaspar Villafañe, José Patricio del Moral, y Nicolás Dávila, antiguos protegidos suyos. En marzo de 1831, ayudado por el Brigadier General Juan Manuel de Rosas y por el Gobernador santafecino Estanislao López, abrió campaña sobre el sur de Córdoba y Cuyo. Derrotó al Gobernador mendocino Videla Castillo en El Rodeo de Chacón -19 de marzo- y nuevamente a Lamadrid en la Ciudadela -4 de noviembre-. Lamadrid había sido nombrado Jefe Supremo del Ejército Unitario luego de la prisón de Paz. Entre los prisioneros tomados por Quiroga se hallaba el Coronel de color Lorenzo Barcala -antiguo guerrero de la Independencia-, a quien le concedió la libertad. Después de esta campaña triunfal, Facundo se instaló en San Juan, y en 1833 tomó parte, con las Divisiones del Centro y del Oeste -las de Ruiz Huidobro y Aldao-, en la Campaña del Desierto, combinada con el General Rosas. En 1834 Quiroga se radicó en Buenos Aires con su familia y se adaptó cómodamente a la vida urbana. Desde esta Ciudad quiso ayudar al jóven Juan Bautista Alberdi, para que viajase a los EE.UU. a perfeccionar sus estudios durante un año. Al mismo tiempo se dedicó a operaciones comerciales, como socio de su amigo Braulio Costa. A fines de ese mismo año, siendo Gobernador de Buenos Aires el Dr. Manuel Vicente Maza, le fue encomendada la misión de paz al Norte, ante los Gobernadores de Salta y Tucumán, en contienda declarada. En esa ocasión rechazó la escolta que Rosas, más precavido y político que el estoico riojano, le ofreció, pues se venía rumoreando su asesinato desde que tuvo desinteligencias con los hermanos Reynafé, semi-caudillos de Córdoba. Por segunda vez rechazó en Santiago del Estero la escolta que le ofertó su amigo el General Juan Felipe Ibarra, y esa imprudencia lo llevó a la muerte. Cayó asesinado a su regreso, por una partida de sicarios al mando del Capitán José de los Santos Pérez, en Barranca Yaco -Córdoba-, el 16 de febrero de 1835. El país perdió en él a la máxima expresión del movimiento Federal del Interior, y a un hombre de progreso. Los paisanos, recordando a su caudillo, cantaron coplas de dolor:

"¡Viva Dios, viva la Virgen!
¡Viva la cinta punzó!
¡Viva la celeste y blanca!
¡Viva la Federación!

El general Juan Facundo
ha sido hombre de su casa,
no le faltó contratiempo,
le sucedió una desgracia.

El capitán Santos Pérez
se ha portado de hombre malo,
le ha cortado la cabeza
y la ha colgado de un palo.

El general diz que ha muerto,
yo les digo: Así será,
¡tengan cuidado, magogos,
no vaya a resucitar!"

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Símbolo de la Comisión Permanente de Homenaje a Juan Facundo Quiroga

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